Hoy os queremos hablar de la exterogestación, un término que aunque no es nuevo, poco a poco va conociéndose más y de nuestra experiencia en primera persona.
Los bebés humanos, normalmente, pasan 9 meses dentro del útero. El término exterogestación explica que los bebés al nacer, pasan de estar en el interior, para terminar la gestación fuera, otros 9 meses.
Al nacer, el ser humano es un ser desvalido que necesita continuamente los cuidados de su madre, su hábitat natural, y que no es hasta los 9 meses de edad cuando alcanza un proceso madurativo óptimo y "empieza" a entender que su madre y él no son una misma persona sino que son dos personas diferentes.
Suele coincidir el final de la exterogestación con la fase del gateo y también con la ansiedad por separación.
A lo largo de la historia, la duración del embarazo se ha ido reduciendo gracias al crecimiento del cerebro y la cabeza y a que la pelvis también se ha vuelto más estrecha, lo que nos permite por un lado razonar y por el otro andar con facilidad. Es por ello que los bebés
humanos nacen de forma prematura y con muchas necesidades. Si entendemos este hecho como "normal", si entendemos que lo natural es estar cerca de nuestra cría y que ella nos necesita como el aire que respira, la crianza se nos hará mucho mas llevadera.
A lo largo de la historia, la duración del embarazo se ha ido reduciendo gracias al crecimiento del cerebro y la cabeza y a que la pelvis también se ha vuelto más estrecha, lo que nos permite por un lado razonar y por el otro andar con facilidad. Es por ello que los bebés
humanos nacen de forma prematura y con muchas necesidades. Si entendemos este hecho como "normal", si entendemos que lo natural es estar cerca de nuestra cría y que ella nos necesita como el aire que respira, la crianza se nos hará mucho mas llevadera.
Para llevar a cabo la exterogestación, sólo se necesitan brazos y un buen portabebés. El bebé necesita de su madre, la mayor parte del tiempo posible. Mamá es sinónimo de alimento, contacto, afecto, AMOR, Mamá lo es todo. Es lo único que conoce, ha estado 9 meses creciendo en su interior... su voz, su olor, es todo el universo del bebé que nace en un entorno que está frío, hay ruido, muchos estímulos... estar cerca de mamá le reconforta y le ayuda a desarrollarse no sólo fisicamente sino también emocionalmente.
En mi caso y al ser mi tercer bebé, he corrido con ventaja frente a los "opinólogos" que piensan que el bebé no necesita brazos y que si se los damos, habrá que llevarle en brazos hasta el día del juicio final. Con mis anteriores experiencias con bebés pequeños, he descubierto que la etapa "en brazos" es pasajera, no dura mucho y hay que aprovecharla al máximo, pues al final, es ese contacto, esa dependencia lo que las madres echamos de menos cuando nuestros cachorros crecen.
La verdad es que estos 9 meses se han pasado volando, atrás han quedado esas horas largas en el portabebés... poquito a poquito, la exterogestación ha llegado a su fin y es ella misma la que reclama su fase "al suelo". Ahora mismo todo le llama la atención, quiere explorar, gatear, jugar y se entretiene bastante con casi cualquier cosa.
El porteo sigue jugando un papel muy importante en los desplazamientos sobretodo, pero ya no es esa necesidad tan "mamífera" que tenía en un principio.
Una necesidad no sólo del bebé, sino que si escuchamos a nuestro instinto, descubriremos que el mejor lugar donde puede estar nuestro bebé es en nuestros brazos.
¿Y Papá?
Papá puede jugar un papel muy importante también, aunque el hábitat del recién nacido es el cuerpo de su mamá, el porteo puede ayudar a crear un vínculo fantástico entre papá y bebé y será muy bueno, el hecho de poder turnarse y llevar los dos el máximo de tiempo posible a nuestro bebé.
Papá puede jugar un papel muy importante también, aunque el hábitat del recién nacido es el cuerpo de su mamá, el porteo puede ayudar a crear un vínculo fantástico entre papá y bebé y será muy bueno, el hecho de poder turnarse y llevar los dos el máximo de tiempo posible a nuestro bebé.